Famosos en tres calles: 35 años del indie español

Famosos en tres calles: 35 años del indie español

Alguna vez tenía que suceder, así que aquí está. Y, para que no se diga que no se le presta la debida atención al “fenómeno”, la lista de hoy tiene 70 canciones de 70 artistas/bandas diferentes, dura más de cuatro horas y te reto a que la escuches del tirón y lo cuentes.

Una cosa hay que ponderar debidamente del indie español: su longevidad. De los 60 años de Fernando Alfaro a los 20 de Jimena Amarillo se dejan caer por los anuarios casi tres generaciones de músicos atados a una ética y una estética que, en la inmensa mayoría de los casos, no han sido las puertas ni de su pan ni de su gloria. Por eso, el título de “Famosos en tres calles”, tomado -como habrá notado la mayoría- de una canción de Carolina Durante.

El indie español, como producto de clase media-alta urbana progre, tuvo y tiene pocas virtudes de las del estrato social de procedencia (especialmente la de la perseverancia en el esfuerzo, que -dicen- es el camino hacia la prosperidad) y tuvo y tiene muchos de sus defectos (ensimismamiento, sectarismo, clasismo, conformismo y, pese a todo lo anterior, arrogancia). La prueba del algodón de todo esto es que, en 35 años (los que recorre hoy esta playlist desde 1989 hasta 2024), muy -pero muy- raramente consiguieron las canciones indies calar en vertical la sociedad española y ser relevantes, como sí lo hizo en su momento La Movida y lo han hecho y lo hacen ahora el tsunami del reguetón y otras músicas “urbanas”. De hecho, es muy probable que para Jota Planetas sea mucho mejor que lo llamen a La Moncloa para unas fotos a que lo conozcan (de algo) los jóvenes españoles de menos de 30.

Así que, como, durante estos 35 años, lo importante era estar ahí, hablar de las cosas de una/uno y parecerse a otros/otras, no os sorprenderá veros mirando en la playlist el nombre de la banda que esté sonando en determinado momento, porque no estaréis seguros de si es esa, aquella o la otra.

Pobre a sabiendas, paticorto, poco ambicioso, nada curioso, autofágico y encantado de conocerse, el indie español fue y es, por supuesto y todavía, un producto comercial (¡y qué cachés se piden!) para un público que lo ha consumido con delectación y que, por tanto, lo ha merecido.

Así que poco más que añadir, señorías.

José Preciado