“What’s Going On?” (de la serie Discos Míticos)

“What’s Going On?” (de la serie Discos Míticos)

Pues el disco que toca hoy es el mejor de la historia o al menos eso es lo que pensaba Smokey Robinson y acabó confirmando la famosa lista de los 500 de Rolling Stone.

En el proceso de gestación de ‘What’s Going On?’ incidió sobre Marvin Gaye una serie de factores que, a priori, podrían haber abocado el proyecto al desastre y que, sin embargo y por lo que se ve y se oye, estuvieron -y de qué manera- en el lado de la suma y no en el de la resta.

El primero fue el del efecto que sobre Marvin Gaye ejerció la experiencia de su hermano en Vietnam durante tres años y, especialmente (y eso se ha contado mil veces), el choque que sobre los veteranos de aquella guerra ejercía, a su regreso a casa, la indiferencia -cuando no el desprecio- de buena parte de sus compatriotas. Ese relato hizo al divo de la Motown desencantarse de la sociedad norteamericana y, de paso, del papel de estrella homologada de soul que llevaba interpretando durante más de una década, por lo que decidió hacer un disco intimista, inquisitivo, social y personalísimo.

El segundo factor vino como consecuencia de ese cambio radical (hasta en su aspecto) que Gaye forzó en su figura como artista. Un cambio que a Berry Gordy, su jefe y cuñado, no le gustó en absoluto, y por eso hizo cuanto pudo para evitar que lanzara como single la canción que da título al álbum. Solo cuando el siete pulgadas de ‘What’s Going On?’ se convirtió en un inmenso éxito, accedió Gordy a grabar el LP (y además metiendo prisa). Eso hizo que nuestra estrella aprendiera de golpe que su criterio estaba por encima del de la industria.

El tercer factor tiene que ver con que la parte más acre y oscura de la personalidad de Gaye empezaba en esos años a tomar las riendas de su mente, sus actos y sus hábitos. La muerte de su compañera artística Tammy Terrell a los 25 años sumió al cantante en un largo proceso autodestructivo que solo estaba enseñando la punta de la garra en la época de grabación de este disco (y del siguiente, otra obra maestra, ‘Let’s Get It On’, 1973) y que alcanzaría su clímax con su muerte ignominiosa a manos de su padre en 1984. En 1971 esa -digamos- depresión solo parecía manifestarse como clarividencia y cinismo, el consumo de drogas sería recreativo y nada parecía presagiar la tragedia.

Bueno, pues todo lo anterior, bien machacado, es el compost sobre el que creció una de las obras más grandes e influyentes de la música popular del siglo XX y uno de los primeros discos conceptuales de un artista negro.

Las nueve canciones originales del álbum aparecen en la lista en versiones de Joe Cocker, Keb Mo’, Aretha Franklin y hasta The Strokes, entre otros, y, como viene siendo ya habitual, la he completado con otras cuatro grandes canciones de Marvin Gaye en sendas interpretaciones de Jennifer Hudson, Maceo Parker, Hot Chip y Amy Winehouse.

José Preciado