The Smiths in covers

The Smiths in covers
Si la trascendencia o la universalidad de un artista o una banda se mide con datos en lugar de con querencias y prejuicios, casi siempre nos llevamos alguna sorpresa; y nombres que suponíamos encumbrados en la influencia transversal y la importancia planetaria, a la vista de los números, se dan un castañazo de entre notable y matrícula de honor.
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Es el caso de The Smiths y del cómputo de las versiones que de sus canciones han hecho otros artistas. Y tiempo han tenido estos últimos: The Smiths se disolvieron en 1987 después de solo 5 años de actividad y 4 discos largos.
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Y los datos son implacables: según secondhandsongs.com, solo tres temas de la banda de Johnny Marr y Morrisey han tenido el honor de ser interpretados por más de 50 artistas, mientras que el resto de sus canciones, según la misma fuente, se precipita en una pendiente estadística que continúa hacia la mediocridad y fallece en la insignificancia.
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Para comparar con sus contemporáneos, baste decir que son 10 las canciones de U2 que pasan de las 50 versiones, 7 son las de The Cure y 8 las de The Police. Eso sin entrar en las grandes ligas con los Beatles, los Stones o Elvis.
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¿Y a cuenta de qué viene todo esto? Pues viene a que la playlist de hoy está formada por versiones que otros artistas y bandas han hecho de canciones de The Smiths y que estas se muestran en riguroso orden descendente de frecuencia. Además, para reafirmar mi empeño iconoclasta, entiendo necesario añadir que en la nómina de “versioneadores” es raro encontrar nombres conocidos: la mayor parte de los temas -muchos muy trabajados- están firmados por artistas poco o nada cercanos al gran público.
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¿A qué viene esta inquina mía? Pues al gustazo que me han proporcionado estos datos, porque, en los años de la euforia smitheña, siempre sostuve que no eran para tanto, que lo de sus seguidores era postureo al 80%, que no habían inventado nada y que, en general, me aburrían.
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Y lo de aburrirse no solo me pasaba a mí. Según supimos después, la causa principal de los continuos encontronazos entre el músico-maquinista (Marr) y la prima donna (Morrisey) [1] era que el segundo no quería variar o hacer evolucionar el sonido de la banda y el primero, hartito de siempre lo mismo, se aburría como una ostra.
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[1] [Permanezcan en sus asientos. Lo de “prima donna” puedo decirlo también de Loquillo o Bunbury, heterosexuales certificados.

José Preciado