The Modfather
Esta década que estamos empezando a trompicones, virus, bombas y desgracias será la sexta en la que el artista británico Paul Weller desarrolle una carrera a todas luces excepcional. En un mundo en que un chaval de veintipocos ya se piensa Paul McCartney cuando publica su segundo disco, la trayectoria de Weller debería aparecérsenos como una cordillera infranqueable.
Empezó con una de las mejores bandas de finales de los setenta, The Jam; no solo de las mejores por sus producciones concretas, sino también (y mucho) por su rápida evolución, por incorporar elementos ajenos al punk y al rock precisamente en aquellos años y por marcar el camino a la inminente ‘new wave’. Siguió con The Style Council, un dúo con Mick Talbot no siempre bien avenido, pero que sembró de calidad y clase una década un tanto ‘desorientada’ en lo musical como fueron los ochenta.
A principios de los noventa se sintió los suficientemente valiente como para intentar la aventura en solitario y ahí lleva desde entonces, 30 años y más de veinte discos entre los de estudio, las recopilaciones, los directos, la música para el cine y otras aventuras, como la de la penúltima entrega, ‘An Orchestrated Songbook’, con la orquesta sinfónica de la BBC.
En lo personal tengo que decir que Weller es un artista que me ha acompañado siempre a lo largo de mi vida, desde que descubrí a The Jam cuando era un pipiolo hasta los últimos discos de Weller en solitario, cuando ya los dos peinamos canas, pasando por toda la música (hasta la menos buena) de Style Council; un artista al que he visto en directo dos veces y que es absolutamente un valor seguro para mí, para refugiarme en él, para que me acompañe y, todavía a estas alturas de la película, para que me descubra cosas.