“Rubber Soul” (serie Discos Míticos)
La mayor parte de la gente de mi generación que creció sin hermanos mayores y/o parientes que fueran orgullosos propietarios de elepés de los Beatles (y, con mucha suerte, también desprendidos) accedió a la obra de los ‘Fab Four’ a través de los dos discos dobles antológicos publicados en 1973.
Esas dos colecciones son estupendas, como no podría ser de otra manera, pero, por una parte, satisficieron y colmaron nuestra curiosidad y, por tanto y por otra parte, impidieron lamentablemente nuestro acceso directo a esa prodigiosa -y única- sucesión de SIETE obras maestras que se inicia con el disco con el que hoy nos atrevemos (1965) y finaliza con el póstumo ‘Let It Be’ (1970).
En mi caso, no me encontré de cara con ‘Rubber Soul’ hasta finales de los años 80, cuando, cogiendo la ola del CD, empezaron a aparecer repulidos y remezclas varias de los de Liverpool y una copia en cinta de cromo del disco estuvo metida en el radiocasete de mi Seat Ibiza más de un año: ni yo quise que saliera ni ella quiso romperse.
‘Rubber Soul’ es el primer disco más o menos conceptual de los Beatles, porque fue el primero que pudieron grabar del tirón -dos meses sin demasiados agobios-, el primero registrado en cuatro pistas, con arreglos y letras trabajadas, el primero en que sonó un sitar, con dos canciones de Harrison muy buenas y, por fin, con verdadera ambición y autoconciencia de creadores. En fin, su primer disco adulto y una de las puertas por las que esa música de negros que tocaban jovencitos blancos de clase media entraba en los ámbitos del arte.
En la playlist de hoy va, de versión en versión, el disco de punta a cabo y luego, para llegar a la horita, vienen cinco bonus-tracks que enseguida os justifico. En las canciones me he encontrado con un elenco de lujo (Brian Ferry, Cornershop, Iggy Pop, Steve Earle, Johnnie Cash, Nancy Sinatra…) que perfectamente podría ser muy distinto porque de esto hay más ‘covers’ que amapolas en el campo. Y los cinco temas extra son todos versiones de ‘Norwegian Wood’ en una progresión que he intentado que sea sorprendente a través de la interpretación de gente muy distinta, que va de Eric Milnes a Sergio Mendes.
PS: Debo dejar finalmente testimonio de dos fracasos: el primero, no haber encontrado la semana pasada la versión de “Moonage Daydream” para banda de música que ya no sé si solo he soñado haber escuchado alguna vez; y, el segundo, mi inutilidad para conseguir emular en versiones el ‘London Calling’ de los Clash, que era lo que os iba a ofrecer la semana que viene.