Pushin’ Too Hard (in 1 hour)

Pushin’ Too Hard (in 1 hour)

“Pushin’ Too Hard: American Garage Punk 1964-1967” es una recopilación de artistas semidesconocidos hecha a la manera de las míticas cajas Nuggets, que con mucho tino bucearon entre miles y miles de singles polvorientos de mediados de los años 60, testigos enmudecidos de una época gloriosa, esa a la que a posteriori se llamó “garage”.

La colección recoge en varios CD’s más de noventa temas del género, pertenecientes, en su caso, a bandas conocidas y veneradas –Paul Revere & The Raiders, The Thirteenth Floor Elevators, Captain Beefheart & His Magic Band, The Sonics– y, por otro lado, a ilustres desconocidos (puede que hasta en su pueblo), pero prácticamente indistinguibles de The Stooges o MC5 en sus primeras grabaciones. Y con idéntica calidad y semejante empeño.

Es siempre interesante que se aluda este sonido como punk o protopunk, cuando de ninguna manera los (más o menos) felices años 60 del siglo pasado justificarían la rabia motivada, borde y terminal del sonido de 1977. Lo que sí ocurrió alrededor de ese año icónico es que, huyendo de sofisticaciones, divismos y bastardeos, los músicos más jóvenes volvieron al sonido primitivo en busca de la actitud esencial del rock y para lograrlo solo tuvieron que mirar década y media atrás, ensuciar (más) su sonido y dar gas.

“Pushin’ Too Hard: American Garage Punk 1964-1967” es una foto muy amplia del caldo sónico obtenido en los Estados Unidos tras el absoluto calado social del rock’n’roll entre los blancos, más las dos o tres vueltas de llave -euforia levantisca de clase media- logradas durante o después de la “british invasion”. El resultado: desparpajo y diversión.

Y ojo, porque de ese caldo, surgieron casi todas las estrellas de rock que reinarían durante los siguientes 20 o 30 años, desde The Band a Grateful Dead y de Tom Petty a Steve Miller Band.

Como la colección completa está llena de rarezas, he abundado en ellas y el primer cribado consistió en eliminar las bandas que me sonaban de algo, el segundo cribado, para dejar la cosa en la hora habitual, lo he hecho seleccionando pistas en las que suene un órgano (Univox, supongo, quizá algún Farfisa), una armónica o -¡ah!- los dos combinados.

Es una selección para muy cafeteros, pero espero que os guste.

José Preciado