Led Zeppelin IV (de la serie Discos Míticos)
En el caso del cuarto disco de Led Zeppelin -que fue publicado sin título y sin el nombre de la banda- habrá quien sostenga que no es uno de los mejores de la historia y puede que tenga razón, pero en lo que estaremos todos de acuerdo es que este largo es uno de los más escuchados e influyentes de todos los tiempos. Además -digámoslo así-, es el disco que se tiene que saber memoria cualquier buen aficionado a rock, y eso sin entrar en fanatismos.
¿Y por qué es un disco tan importante? Bueno, bastaría con decir que porque contiene ‘Stairway to Heaven’, ‘Black Dog’ o ‘Rock and Roll’, tres canciones-mito, pero quizá y sobre todo porque es el disco que mejor recoge la esencia de la banda en el mejor momento de esta.
¿Y cuáles son los ingredientes de esa esencia zeppeliniana? Pues, en primer lugar, el respeto (habrá quien diga atraco) a los músicos negros del blues del Delta -‘When the Levee Breaks’-, a los del blues eléctrico –‘Black Dog’- y a los pioneros del rock’n’roll -de hecho, los primeros compases del segundo corte son un robo descarado a Little Richard-; en segundo lugar, la alternancia de todo lo anterior con los temas y las formas del folclore europeo (y hasta de la literatura de Tolkien) en ‘Stairway to Heaven’ o ‘The Battle of Evermore’, sin perjuicio de una actualización hippy de todo eso en ‘Misty Mountain Hop’.
¿Hay tercer ingrediente? Pues claro y, además, no admite discusión; y es que en esa época la banda funcionaba como un mecanismo de relojería cara: un ‘frontman’, Robert Plant, que bien podía defender y creerse todo lo que cantaba, porque lo escribía él; un bajista todoterreno, John Paul Jones, que era multiinstrumentista (bajo, mandolina, teclado, flauta…), arreglista y compositor; un baterista, John Bonham, virtuoso, esforzado, un poquito bruto y tan competente que era capaz de tocar con dos baquetas en cada mano en ‘When the Levee Breaks’; y, por encima, por detrás, al volante y en la sala de máquinas, el hombre que inventó el blues-rock, el hard-rock y la balada rock: Jimmy Page.
Y, bueno, la fórmula de la playlist es la habitual: todos los temas del disco en versiones respetuosas y un postre final con cuatro grandes éxitos de la banda en ‘covers’ de lujo.