La técnica vocal de Nina Simone
La lista de hoy, dedicada a Nina Simone, iba a ser la primera de la temporada, pero me lo pensé mejor, por aquello de la bajona postvacacional (porque la presente entrega no es precisamente una ‘rave’) y la dejé reposar hasta hoy, que no es mal domingo y además ya estaréis hechos a la rutina.
No hace falta conocer la atribulada existencia de Eunice Kathleen Waymon, verdadero nombre de Nina Simone, ni sentir compasión por ella para que, al escuchar muchas de las canciones de esta lista u otras de características similares, no dejemos de sentir inmediatamente un pellizco de tristeza y patetismo que no cualquier cantante consigue traspasar a la audiencia. Y esa sensación, independientemente de la sinceridad con que la artista abordara el tema, era en muy buena parte fruto de la técnica de Nina.
Simone tenía un rango vocal de contralto y su voz poseía un trémolo (temblor) muy marcado, lo que le daba un timbre tan característico que es prácticamente imposible no identificar una interpretación suya apenas después de un par de notas. Pero había más: Nina sabía modular y dosificar ese maravilloso instrumento de su garganta y ponerlo al servicio de la canción, de la música y, especialmente, de la letra, cargando con pausas, silencios, suspiros y súbitas notas altas el sentimiento que encerraban las palabras que cantaba.
Y lo más sobrecogedor de todo esto es que, sin entender la letra, no es nada difícil dejarse contagiar por el sentimiento.
Y, como los sentimientos de esta lista ya he dicho que no son precisamente los propios de una celebración, por eso os la he guardado hasta hoy, no fuera la cosa demasiado melancólica para el final del verano.