23 damas del soul del siglo XXI
En mi humildísima y probablemente poco formada opinión, el jazz y el soul son los dos grandes hallazgos musicales del siglo XX, y precisamente ambos surgen como mezcla (ahora se dice mestizaje) de dos culturas: la africana (en su vertiente norteamericana) y la europea (en su vertiente anglosajona).
El jazz ha quedado reducido con los años (como ya casi le ha pasado al rock) a un cultivo musical de minorías para minorías. Un laboreo residual que, no obstante, casi todos los años nos asombra con una maravilla, como, por ejemplo, el último (y póstumo) disco de Jaimie Branch.
El soul en cambio (más accesible, para qué vamos a decir otra cosa) tiene una salud envidiable y el truco para alcanzar unos -digamos- 75 años de triunfo en la cultura popular ha pasado en las dos últimas décadas por utilizar una vieja treta ‘infernal’, esa que Baudelaire (se dice) formuló así: “El mejor truco que el diablo inventó fue convencer al mundo de que no existe”.
Si yo nombro a Florence Welch, a Adele, a Paloma Faith, a Beyoncé o a Rebecca Ferguson, pensamos en pop (o pop-rock), el moderno r’n’b (lo de ‘erambí’ me encanta, por cierto) o incluso en ese pozo sin fondo etiquetado como indie o música alternativa, pero ni se nos ocurre pensar en soul y precisamente lo que practican estas artistas y otras con más frecuencia de la que nos imaginamos es soul.
Vale que se trata de un soul edulcorado, muy a menudo sin garra, con más estructuras pop que otra cosa y por eso vendido como tal, pero en su alma (precisamente) muchas de las canciones pop más famosas e importantes de los últimos 25 años no son otra cosa que lo mismo que hacían The Supremes o Marvin Gaye hace 60.
Y de eso va la lista de hoy, de como 23 actuales divas del pop (o del ‘erambí’) tienen poblados (o han tenido: contamos algunas bajas) sus repertorios de pequeñas (o grandes) y brillantes canciones-gemas que siguen honrando esa sugestiva y peligrosa mezcla de góspel negro y pop blanco que llamamos soul.