“Sinners” (Ryan Coogler, 2025)

“Sinners” (Ryan Coogler, 2025)
El “hype” cinematográfico del primer semestre de este 2025 es una película adictiva, fascinante y muy sexy, madre de casi todos los “crossovers” y, sin embargo y a poco que raspes, notablemente irregular y finalmente decepcionante.
(La leche, parece que acabo de describir una relación de amor-pasión de un par de meses)
“Sinners” (Ryan Coogler, 2025) -además- es casi un musical que cuenta el intento de dos gemelos afroamericanos y ex-gangsters de Chicago de montar un club de blues en su pueblo de Mississippi durante los años 30 del siglo pasado y de cómo todo parece conjurarse para hacer fracasar la empresa. Y cuando digo “todo” me refiero a la receta corta de esta ficción hipervitaminada o gazpacho exagerado: pobreza extrema, racismo severo, segregación social, semiesclavitud, Ku Klux Klan, religión, crimen organizado, contrabando, antiguos amores, violencia doméstica y… ¡vampiros! Y -sumando- estos últimos aparecen en el relato -como por otra parte les correspondería si lo hicieran en la vida real- de forma desavisada, brutal, irracional y aniquiladora.
La chicha buena de la historia, no obstante, se salva más o menos de todo este circo y consiste en mostrar el blues (y, por extensión, toda la buena música, como se ve en cierta memorable escena) como un medio de trascender la existencia corriente y sublimar a intérpretes y audiencias, elevándolos, mejorándolos y bendiciéndolos, aunque este prodigio -ay- tiene una contrapartida, porque el músico-médium puede también -y sin pretenderlo- convocar a seres malignos (aquí entran los vampiros) dispuestos a destruir todo ese bien y apoderarse de esa energía milagrosa.
Y de la misma manera que la historia pone en el centro la música de los doce compases también lo hace, por supuesto, la banda sonora de la película, que es lo que nos ha reunido hoy aquí precisamente a la hora de misa. Y en ella, además de al debutante Miles Caton y al cotizado Ludwig Göransson (“Creed”, “The Mandalorian”, “Oppenheimer”), podemos encontrar al armonicista Bobby Rush, al guitarrista Cedric Burnside, a la artista folk Rhiannon Giddens, a Britanny Howard, al veteranísimo Buddy Guy (no os perdáis su escena post-créditos) o al mismísimo James Blake.

José Preciado