Sunny War puede con todo
Sunny War es una golosina para cualquier periodista musical, porque es una artista “con una historia detrás”, aunque, si el periodista es un juntaletras, ya se encargará de poner la historia bien delante: que si la caída, que si la redención, que si la resiliencia, que si el morbo, que si el clickbait.
A mí me basta con decir que Sydney Lyndella Ward, nacida hace 32 años en Nashville, ha vivido ya varias vidas en las tres décadas y poco que suman sus años y que eso pesa y una forma de que lo haga menos es echarlo para fuera haciendo canciones donde intenta (y muchas veces consigue) dar un buen vapuleo a sus fantasmas. Al fin y al cabo, como ella afirma, ser humano es tratar todo el tiempo de no ser una bestia salvaje.
Su estilo de civilización es una forma de country-blues con bastantes pinceladas punk, y eso último consiguió dominarlo tocando con una banda, Anus Kings, que hacía precisamente punk con guitarras acústicas en garitos de California hace como 10 o 12 años. Y dicen que eso llamó la atención.
Y otra cosa que también llama mucho la atención en Sunny es su forma de tocar la guitarra:
“…su pulgar derecho toca la parte del bajo mientras su dedo índice toca notas y acordes, dejando los otros tres dedos sin usar”
Como los músicos de blues del Delta, como Robert Johnson,
Y, claro, si usas esa técnica tan específica para todo lo que sale de tu guitarra (rock, pop-rock, punk-blues, góspel…), acabas añadiendo a lo que produces ese ingrediente distintivo que hace levantar las orejillas, como un conejo, al aficionado curioso y disfrutón.