«The Electric State» (Netflix 2025)

No es para tanto, no es tan mala.
Hay que ver la inquina que está empleando el personal contra esta producción de los hermanos Russo, otrora ensalzados por sus películas para Marvel. Claro que Marvel no es «El Mal» y Netflix, por lo visto, sí.
No sé si habéis caído en que ciertos odios tienden a fijarse en determinados objetivos, por la razón que sea, y dejan irse de rositas a otros perfectamente odiables por esas mismas razones «que sean». Netflix se odia, Apple TV, no; Mercadona es odiable, Aldi se libra; McDonalds es lo peor, Burger King se escapa; Coca Cola es del infierno, Pepsi, del limbo.
Bueno, pues por ser de Netflix y carísima, «Estado eléctrico» ha sido colocada al final del conducto de una cloaca y se está comiendo todo el rencor, propio o imitado, que pueden producir los escribidores de cine y series en medios y redes.
La peli sí es de Netflix y, si Netflix no te gusta, el mayor daño que puedes hacerle es darte de baja. Y la peli sí ha salido carísima -se habla de 300 millones de dólares-, pero, por un lado, la gente se puede gastar su dinero (que no es tuyo, que no) donde le salga de las circunstancias,; por otro, ese dineral se ve en la película (los robots son la leche), no se lo han gastado en gambas, y, finalmente, estoy seguro de que la plataforma va a recuperar la inversión, así que deja de preocuparte.
¿Y qué es lo que le pasa a «Estado eléctrico»? Pues que, como diez o doce o más producciones al año, está hecha desde los despachos (ahora se dice «con el algoritmo»), como un producto de consumo fácil, rápido y sin efectos secundarios. Sí, es pienso audiovisual, como esas diez o doce producciones anuales de las que no se dice nada (por lo que sea) y su mayor agujero lo tiene en un guion flojísimo, que desaprovecha (supongo que a propósito) casi todas las posibilidades de la historia, además de, por supuesto, un reparto de intervención tan rutinaria que parece que simplemente pasaban por allí a cobrar el cheque. O sea, como los guionistas.
Y ya está, así quisieron los Russo y los de Netflix que saliera y así es, o sea, aceptablemente entretenida, en absoluto sorprendente o diferente y poco más. Es lo que hay.
Y que sí, que con lo que ha costado «Estado eléctrico» se pueden rodar 50 «Anoras», pues claro, pero no hay público para hacer rentables 50 «Anoras» y, además, luego el personal no entiende el final y vienen con lo de la romantización de la prostitución.
¿Veis? Con «Estado eléctrico» no pasan esas cosas