«Los años nuevos» (Rodrigo Sorogoyen, 2024)

«Los años nuevos» (Rodrigo Sorogoyen, 2024)
De “Los años nuevos” (Rodrigo Sorogoyen para Movistar+, 2024) nadie se va a acordar dentro de un año ¿Por qué? Porque la historia es mínima, porque no hay sucesos trascendentes y porque los personajes son perfectamente olvidables de tan comunes.
Como para llevarme la contraria con todo fundamento tendríais que esperar un año, voy a tratar de argumentar con algo más, para no acabar teniendo que leer eso de “pues a mi me ha gustado”. Porque a mí también me ha gustado, pero dentro de un orden.
.- En cuanto a ser la mejor serie española del año, ni de coNia: “Yo adicto”, “Nos vemos en otra vida” y “Querer” son muy superiores.
.- En cuanto a lo del realismo hay que decir que no es realismo, sino naturalismo, esa desviación del primero que busca mostrar “la vida por dentro” con objeto de encontrar defectos, vicios, taras, lacras y otras perlas de la condición humana.
.- ¿Y cuál sería la “tara” de esta pareja/ex-pareja que los tiene en un continuo “ni contigo ni sin ti”? ¿Qué vemos en la pantalla muy pormenorizadamente más allá de la vida corriente de gente corriente? ¿Sexo del intensito? Podría ser, pero solo “podría” ¿Por qué? Porque la química sexual de Iria del Río y Francesco Carril es prácticamente nula y esa nulidad “en la pantalla” invalida la tesis de la historia y su evidencia en la narración
.- En cuanto a la identificación (cercana a un autorreconocimiento por no decir una epifanía por lo que leo) de tantos y tantos espectadores, pues sí, así será para algunos/muchos. En mi caso, solo me he sentido implicado ocasionalmente (será por la edad) y ya me costó meterme en el asunto. Es lo que hay: ni soy un cuarentón madrileño ensimismado e inmaduro ni Nacho Vegas es mi poeta de cabecera.
.- Y, finalmente, en cuanto a la trascendencia de lo que se cuenta (y sin volver sobre el primer punto), no podemos/debemos olvidar la factura forzadamente fragmentada y su interesado enfoque (esto último, pasa siempre en toda ficción). Si solo se nos muestran unas horas de un día al año de una relación de 10 años, lo más prudente es no sacar conclusiones y mucho menos inspiraciones de corte existencial.

José Preciado