Sonido Torrelaguna

Sonido Torrelaguna
18/09/2022 Hispavox fue con Belter la compañía discográfica española más importante entre mediados de los años 50 del siglo pasado y el final de los 70. Empezó publicando discos de sellos franceses y difundiendo sus propias ediciones de música española –Sara Montiel fue su primer gran fichaje- además de realizar una encomiable tarea recopilatoria, casi enciclopédica, de gregoriano, flamenco y folclore tradicional.
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En los años 60 firmó acuerdos con Warner y CBS, lo que le permitió editar en exclusiva, aquí y en Latinoamérica, a grandes estrellas de los catálogos norteamericanos, como Paul Anka, Ray Charles, Frank y Nancy Sinatra, Chuck Berry o Aretha Franklin, entre otros muchos. El catálogo nacional incluía flamenco y copla, por supuesto (Marujita Díaz, Antonio Mairena, Gordito de Triana), pero también a las nuevas estrellas del pop y del rock (Karina, Raphael, Los Pekenikes, Los Ángeles, Los Pasos, María Ostiz, Mari Trini…).
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Precisamente para dar lustre sónico a estas nuevas figuras, José Manuel Vidal Zapater, el jefe, tuvo la feliz (y rentable) idea de modernizar los procedimientos de grabación y así homologar la calidad sonora de las producciones de Hispavox con el material que les llegaba de Europa y de los Estados Unidos.
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Así nacería el ‘Sonido Torrelaguna’ (por la calle de Madrid donde estaba la sede de la empresa).
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Para alcanzar su visión, Vidal armó un estudio con lo último en tecnología en aquellos años y puso todo en manos de un ingeniero alemán (?) de nombre Mike Llewellyn-Jones y de un productor italiano (de nacimiento al menos) llamado Rafael Trabucchelli. Trabucchelli además aportó al equipo a un compositor argentino de formación clásica para que se encargara de los arreglos y de la dirección de los músicos de sesión: su nombre era Waldo de los Ríos.
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Todo lo que siguió es historia (y gloria) de la música en España.

José Preciado